Grito Vacío
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sábado, 31 de diciembre de 2011

Era se una vez...

Era se una vez, en un lugar al que mucho jamás escucharan hablar y del que nadie pensaría que en una vida se ocultaba el arte de crear con una palabra. Una joven, como cualquier otra, una desconocida que no tiene nada más que dudas a las que no se atreve afrontar, se lame las heridas y espera a que salga el sol.

El viento azota las ventanas y un rayo del sol le funde una lágrima en su mejilla. Otra noche en vela. Triste sentada en el suelo entre la cama y la ventana. Piensa en como dejar de llorar, su alma ahora se siente quebrada, casi maltratada. Casi, no, duele demasiado.

Se pone su chaqueta y sale a la calle, la música la aborda con viejos recuerdos. Sonríe, la paz se fue y no volverá. Otro minuto de silencio hace que la paciencia por dejar de ser quién es se agota. Las nubes de tormenta vuelven a su pequeña ciudad. Entre idas y venidas una voz de su interior le dice que se rinda. Gritaba al mundo: ¡Ámame!

A sus pasos nadie engaña, caminos de joven inocencia, suspiros y gritos. Un palpito la hace mirar otra vez a la calle que se extendía hacia el infinito. Un mundo de odio se fija en sus ojos, un mundo de hielo y mentiras la tienen en su punto de mira. Princesa de rebeldía que avanzar quiere pero sola se encuentra entre baladas y otras palabras. Sola, quiere rendirse. Sola, quiere ser aceptada. Sola, quiere ser alguien más...
Pero un día un juglar entró por sus puertas sin orgullo, sin honra. Su voz contiene un poco de misterio. Algo parecido a un secreto. Interesada le preguntó que le vendría a contar. Este, con paciencia le dijo que también era un rey y su reino no eran más que sus cicatrices y que hoy le iba a contar la razón por la que no iba a rendirse ni parar de luchar....



jueves, 29 de diciembre de 2011

No tengo título



Sentado pienso. ¿Qué hago? Me descubro tumbado. ¿Qué hago aquí? Me sorprendo en el tejado levantado, desafiando al viento. ¿Qué hago? Y me encuentro llorando en la calle buscando alguien con quien poder desahogarme y entonar una canción que pueda volver a hacerme reír. 
Me pregunto de nuevo  y... ¿Qué hago con esta pluma en mi mano derecha? Me interrogo y... ¿Qué hago con una libreta en la otra? Miro el cielo y ...¿Qué hago aquí sentado entre papeles cubiertos de palabras, de tinta y miles de maldiciones? Un suspiro que se me fue arrancado por un recuerdo. Un desgarrador cigarro me amarga el sabor de tu cama. Nadie me mira y decido salir de caza. Me marcho.

Miro las estrellas, me vigilan. Sentado en el asfalto quiero saciar mi hambre con algo más que palabras. Quiero carne, quiero algo donde aferrarme. Un lugar donde hay sangre y un corazón que late. Una espina que me arde, algo capaz de tocarme pero que no me mate. Algo me arranque un alarido y que a tí un gemido. Quiero morder tu cuello, beber de tu cuerpo. 
Quiero el mundo, pero no lo tengo. Quiero abrazos y me llevo tortazos. Un amor que nadie entiende. Un sentimiento que ambos sienten...

Murmurando tu recuerdo, veo que hay sangre y un cuerpo tendido en el suelo. Otro soldado que he tenido que matar por esta guerra que jamás acabará. Le robo un cigarro al cadáver, a él ya no le servirá. Lo enciendo, cargo mi arma. Muchos corren por mi lado, otros disparan balazos que me pasan rozando. Yo no estoy destinado a morir incluso si no queréis. Miro mi reflejo en la sangre, unto mis dedos y me dibujo en mis brazos el símbolo del tiempo, recito mis oraciones y escribo mi nombre en mis puños. En el derecho Dunkelheit, en el izquierdo Werwolf. Me bajo las mangas, desabrocho la gabardina y miro al frente. Mis puños, mi mundo. Mi secreto y mi corazón hecho cenizas. No hay lágrimas, llantos vacíos, solo se convierten en gemidos. Me sereno, me fijo. Ahora tengo un objetivo. Tengo un nombre, rezo mi nombre y el secreto que lo compone. El baile del fuego me centra en la sed de sangre... ¿Qué hago en este infierno?

martes, 27 de diciembre de 2011

Tal vegada us interesse, pero me la suda...


Ja n’estic cansat de tanta merda i altres històries que no tenen res a vorer en aquesta. Uns dies que em desconecte del món i resulta que els imbècils han deixat obertes les finestres aquests nadals pensant que els portarien més regals. No estic d’humor, no he dormit. Hui només espere trobar algun incaut que intente fer me enfadar. Algú en qui descarregar il·legalment la meua ràbia sense que m’agafi l’SGAE. 
No estic fet per a jocs, soles pense que esperar a atacar i després córrer ajupit en busca d’alguna joia que em faja riure. Però un maleït dia que descanse del món, va i resulta que cai presa d’una dolència de la gola i de la febre. Silencis  avanç de la turmenta, busque algú a qui contar la meua historia i deixarme caure rendit al sól buscant algun lloc on poder dormir. Estic cansat. Estic ja asquejat. Molt asquejat de tanta merda i que no em deixen dormir.
Torne a començar a narrar altra història, no posseeix la meua ràbia, ni la meua verdadera ira. Tan siquiera es real, però almenys em fa oblidar aquelles hores que esta nit m’han mantingut despert sentit el dolor que em punxa la gola i el regust de la sang. El vell so del vent espitjar les finestres mal tancades i el xiulit mortal de les hores córrer per la meua habitació al compàs de les martellades del obrers començant a treballar. Que merda que el sol tinga que eixir tant prompte, ja es podria agafar festa. Ara el tinc en la meua llista negra.
Però tornat al tema d’abans, aquesta historia servirà per a retornar a algun lloc on en teoria ja deuria d’estar. Però no puc tornar a cap lloc si mai me’n he anat.  Se m’acaben les paraules i encara no he començat. Hui em trobe romancer, però sé que tinc un veí que matar, una persona amb qui parlar i una ràbia que em farà dormir com un nadó al que li acaben de donar el pit. Eixa ràbia em concedirà una venjança que no te motiu d’existència, però la seua existència em facilita... mmm... deixa-m’ho estar.
Volia contar la típica història en el que la princesa rescata al príncep, viola a un conductor de camions i sopa valociraptor a la brasa. Començaria la història, però ja no em queda paper on poder començar ni ganes per a esborrar tot allò que he necessitat per a orientar-me sense perdre gens de dignitat ni temps en un mapa o en el que és el mateix, un psicòleg. 

jueves, 22 de diciembre de 2011

Y el juglar empezó a narrar

El juglar comenzó a narrar la historia de su lucha...
Suave sentimiento baila al compás de la guerra, muchos lo ven danzar y miran expectantes cuando una espada les atraviesa el corazón y sus extremidades se entumecen y el frío los envuelven. Un grito desgarra las llamas, el caos les hace beber del vino que vierten a cada cuchillada que les hace cuando el ángel se los lleva a la oscuridad donde sus fusiles sacan el fuego que mata.

En el mundo de hielo, las mentiras pudren mi corazón. Fui otro eslabón que orgulloso vestía los colores de una bandera que ahora la veo y me da vergüenza. Pero entonces llegó el día donde vi que la mentira ocultaba la hostia bajo la falda donde las deudas se pagan con sangre.

A los poco días yo ya estaba sin hogar, sin sueños a los que poder amar. Con palabras teñidas de rabia, con papel y una melodía en mi cabeza perdí los estribos y eché a andar. Con las sombras de la calle, con el hambre que me despierta las noches en que alguien duerme a pierna suelta, encuentro a otra rata que manda en esta ciudad.

Su traje, su corbata, su pelo engominado y su asco hacía mí me hacen darme cuenta ya estaba rodeado y de nuevo humillado. Me traicionan los mismos perros, me humillan en público y me marginan. Pero en el fondo quiero que me acepten. Vale, era broma.

Mi orgullo de perro, mi sentido estúpido de el honor, toda la venganza que se prende con la rabia. Llámame imbécil, pero quiero que ardan. Me han infectado veneno, me han tirado al barro y han violado mi alma. Ahora quiero arrancarles las palabras monstruo con el miedo. Quiero ser el demonio que busquen en el armario. Por eso ando por este valle. Quiero volverme loco, el dolor me mantiene despierto. El odio me vuelve astuto. El rabia me hace cargar mis puños de algo más que algunas monedas, ahora me traerán vuestros dientes...

La princesa le miró a los ojos y vio la soledad y la tristeza. Ninguna chispa de rabia. El juglar, con palabras mantenía su máscara. Pero dentro de él vio su imagen reflejada en esa princesa y ahora quiere evitar que de ella nazca otro monstruo. Miró sus manos. La miró a ella. Iba a ser un demonio, alguien con fuerza, con magia dentro de la chistera. Iba a convertir el mundo para que ella no perdiera la esperanza. No es amor, solo quiere ver una sonrisa. Ahora que tiemblen las rocas, para él ya no hay escusa para empezar a luchar....

lunes, 19 de diciembre de 2011

Ensimismado

Por las calles de Barcelona el frío mantiene mis pensamientos a raya. Demasiadas horas han estado fermentando durante el viaje en tren. Miro por la ventanilla del taxi, un mar de luces juega a malabares con las oscuras y mágicas callejuelas. Mentiría si dijese que esto no se ha vuelto personal. Una historia real, donde hoy me convierto en protagonista.

En mi móvil resuena el mismo disco de algún grupo que me mantenía encerrado entre sus letras, manteniendo atado a las palabras de las que hoy me mantengo aterrorizado. El miedo de ver lo que sucede me sorprende al ver un poco de sangre caer por culpa de algún corte. Delante del espejo me mira mi reflejo mientras me limpio la herida. Otra vez una pequeña herida me deja cicatriz. 

Una profunda melancolía me agarraba con fuerza pero yo me dejaba vagar por sus caricias. Un murmullo en algún rincón escondido de mi habitación una voz me encontró. Un sentimiento hizo que el recuerdo me ardiese, que la melancolía me atenazase con más fuerza y rabia de la que yo mismo pudiese desear pero ya estaba tirado en la alfombra. Mientras estaba en el frío suelo unas ganas locas de hablarte me obligaron a recordar nuestras conversaciones en las que a pesar de no poder confesar me ayudaron a recapacitar. Jamás me permití dejar mi peso en los demás. Mi naturaleza es mi propia cruz, la conozco mejor de lo que yo me conozco a mí mismo. Siento el fluir de las palabras pero mi vista está cansada. Y mi estado no ayuda, me siento diferente. Algo extraño cuece dentro de mi cuerpo. En momentos en los que soy extremadamente feliz me siento en el suelo triste y en las veces que me muero de dolor siento que una carcajada invade mis pulmones hasta que el daño se limita a estorbar. 

Algo falla, alguna ecuación me está mirando con su factor indeterminado como detonante para iniciar el baile que empezará dentro de mi cabeza. Me levanto del suelo y me pongo la chaqueta, la música no ha dejado de sonar y agarro la cartera. Salgo a la calle para tomar algo y poder olvidarme de aquella rareza que me hiciste comentar. Mi forma de ser es la menos adecuada para ser contemplada pero no encuentro motivos para cambiarla. Tengo miedo de avanzar, de desahogar mi rabia, mi frustración y no encontrar nada. 

No se que te he hecho para arañarme, para que te intereses por mí. No entiendo nada, solo quiero dejar que el sueño me invada, que todo y nada se la misma melodía de esta danza. Quiero besar a la luna y poder desaparecer. No tengo ninguna herida mortal. Pero meto el dedo en la llaga. Así que aún queda la esperanza de la matanza de mis horas de labranza en las que engendré bestias en forma de palabras. Pero no quiero que me entiendas pero tampoco quiero que te pierdas, solo escucha, con vosotros puedo comenzar a narrar historias. 

Die Enthauptet, hoy te doy la bienvenida a mi humilde posada. Tal vez quede alguna cama...

jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuando el mimo empezó a hablar

Siento mi alma como arde en ese infierno de ascuas. Muero, me quebranto en mil trozos. Me convierto en ceniza, se supone que paso a mejor vida, pero ahora ya no existo. Veo la tinta desaparecer mientras mi ser le mira a los ojos. Y ruge.

Hoy no quiero despertar. Te has metido en un lugar que hasta yo desconozco. Un fuego me hace apartar. Tengo miedo. ¿Qué es este odio ciego?


Y sin apartar la mirada del fuego le asesté un puñetazo en la nariz. Mi alma, mi única alma. Ni las espadas que tenia clavadas me dolían. Ahora me miras y te miro. Solo tengo una canción en mente y son el resonar de mis puños quebrantar tus dientes. ¿Qué quieres? Ahora me lloras pidiendo piedad. No me puedes tocar, el terror te hace vacilar y apartarte de mis pisadas. No gozas ni mirarme, tu lágrimas limpian mis zapatos. Así que creo que no te mataré, el dolor de toda una eternidad te harán engendrar una venganza que jamás podrás consumar. Si tienes ira, yo ya estaré sentado en el asfalto esperándote para hacerte morder el polvo. Si ríes jamás te tocaré.

El frío me está volviendo loco. ¿Quién es este demonio? No siente rabia, solo quiere atacar. Placer al saborear la sangre y burlarse de la agonía del pobre diablo tirado a nuestros pies. 


Otra mirada y veo como suda. Su miedo me hace reír, que placer al saborear el aire de terror que le envuelve. Me regocijo de mi suerte. Esta es mi noche. Otro nuevo cuento que contar con asesinatos burlescos incluso barbaries que nadie entiende. Masacrar sin usar balas.Te he oído y hoy te prohíbo dormir. Soy un demonio y tu mi sirviente. No me vengas con piedad que quiero ver como te lames el corazón sangrante mientras alucinas...

martes, 13 de diciembre de 2011

____

Un poco del vacío siento dentro del pecho. Nadie a quién mantener entre las rayas que me escriben cada noche. Mirarme frente al espejo  ni poder mirarme a los ojos. Me defraudo. Algo pesimista me funde el pecho pero me niego a sentir miedo. Un vacío que me hiela el alma puebla mi mente.

¿Qué es lo que ha en el fondo del pozo? Una ira que te consume cada vez que te lanzas al fondo de cabeza. No sienta nada, mis sentimientos se vuelven despreciables a cada segundo que pasa mientras tu recuerdo renace como una mala hierba. Ya nada tiene sentido, solo tus besos me traen algo de léxico que me hacen pensar. Volver a morir entre cenizas mientras la melodía de una canción me hace mirar el cielo incluso cayendo. Quiero pedirte perdón pero tú me cortaste con el veneno de tu lengua y con el filo de tus ojos.

Sentir que todo desaparecerá cuando la muerte me hace sentir frío. El invierno es frío y nada le detiene. Espero ver tus ojos en esta guerra donde ya no tengo punto de visión y ni una meta a la que agarrar y arrancarle a golpes la verdad que tanto me han ocultado. Después de la venganza ya no queda nada a la que poder mirar a los ojos. Ningún lugar le puedo llamar hogar, tú me lo arrebataste y lo demás lo perdí para encontrarte y poder amarte a pesar de que ahora ya no soy feliz.

Quiero llevarte al cielo que narran en los cuentos, quiero hacerte ver la luna con placeres que solo la carne siente al vibrar con nuestras almas en plena excitación. Por tí princesa me llevaría al demonio al infierno para que viese que jamás podrá verte bañada por los rayos del sol.

Tanto amor siento por tus ojos, por ese cuerpo que me hace arder de placer. Convertir la roca en polvo después de que te subieses a mi regazo. Tanto cariño, tantas horas en las que te besé, ahora todas ellas están cavando la tumba que tu misma me dedicaste. El odio a grabado tu nombre en la lápida. Ahora el príncipe a encerrado al dragón de nuevo en su prisión.....

Lo siento, te odio tanto por todas aquellas noches que te amé mientras me arañabas bajo la luna y tus desgarradores gritos y miradas cómplices

OwO

Sentado bajo un árbol veo un ciervo con ojos verdes que mira el cielo y agacha la mirada para beber del lago. Un recuerdo asalta mi mente, algo que de antaño me ocurrió y me mostró otro lado del corazón. Reflejó entre trazadas de un pincel el mundo que durante años intenté crear con abandonadas palabras.

Una ricura para el paladar, hermana en la eterna resaca de la vida. La vi ayudar, la vi sonreír y no se si era feliz pero me enseñó que puede mostrar al mundo una sonrisa más allá de las mentiras y las heridas.

A martillazos sus murmullos pueblan mis recuerdos. Una voz aguda, pero pura. Tal vez no la conozca, pero me hizo sonreír desde el primer día que la vi. Con rabia escribe su silenciosa venganza, con alegría me dibujas en la cima del mundo. Un lado oscuro y otro que mostrar. Un silencio del que te quieres apoderar. Eres niebla, eres la tierra que oculta un secreto bajo tus ojos.

Misterio entre secretos, un vicio y una meta a la que caerme rendido. Otro objetivo al que me arrodillaré después de perder. Pero libro mío que escondes mensajes más allá de comas, aún estoy en el prólogo del primer tomo. Quiero pensar que eres como un ciervo. Otro animal al que muchos adoraran y muchos imbéciles querrán cazar. Tal vez sea un fallo, pero a veces siento que me quieres devorar....

lunes, 12 de diciembre de 2011

Retornando a la jaula donde todo empezó....

Entre las rocas de este camino encuentro las serpientes que me quieren tumbar. Entre las horas encuentro a los arqueros que me quieren matar el tiempo que me resta. No hay más historias que narrar, puedo inventar mentiras de como intentaron enderrocarme y como luego vencí. Pero sería eso, solo mentir. Estoy perdido entre los árboles del frondoso bosque y veo como las hadas me intentan hacer reír. Pero yo quiero que todo arda. Mi cabreo palpable. Me dejaron sin alas y ahora estoy perdido y no puedo ganar ni al océano que me desafió el mes pasado.

Tal vez el héroe que narro en cada aventura sea fuerte, pero no por eso significa que pueda vencer. Ahora que nadie me ve, voy a confesar que siento miedo. Ese terror que hiela la sangre. El dolor de mil espadas cortar mi piel me acecha en cada esquina, hasta en el fondo del lago donde se encuentra la bella sirena. En lo alto de la torre se encuentra una princesa con mis alas encima de su chimenea como trofeo. Aún conservo las heridas. Quería sentirme imparable, ser la fiera que pudiese rasgar el ciego con un salto y convertirme en una estrella que surcase el firmamento solitario castigado por mi condición de inmortal. Y ahora estoy tirado en el suelo sin poder morir, sin poder morir. Quiero que sea una pesadilla. Quiero despertar....

-A veces no te entiendo, pero me creaste para luchar contra las reglas. Ahora te niegas a usarme por miedo a que tu patética paz se perturbe. Es verdad, me das asco. Ahora recuerda esos saltos que dimos antes cuando la luna estaba en lo alto, cuando el veneno nos hacia más fuerte. Donde no moríamos, sonreíamos y volvíamos a caer. 


Dunkelheit, no se que te ha pasado desde que me fui. Pero es hora que entre. Es hora de volver a saltar, a rugir. Entra el penetrante frío del invierno y me lleva como su firma. Mis vacaciones terminaron el mismo día que volviste a ponerte esa chupa de cuero y volviste a lucir nuestro símbolo. Tal vez quieras rendirte. Pero he visto a los que se rendían y te prometo que el barro es una guardería con ese infierno. He sentido miedo. Y me ha gustado. 


Werwolf, quieres correr, quieres rugir. Pero por más que quiera me estoy haciendo grande. No creas que porque no luche puedan enderrocarme. Me enseñaste. Hay tregua, la guerra se detuvo. No ha rival al que podamos matar.

No quiero romper ese descanso. Estoy creciendo y no estoy para tus juegos infantiles rebeldes. Ahora veo que no podemos hacer nada...

Y entonces el odio corrompió a Werwolf. Un profundo rencor está naciendo dentro del demonio. Él sabia que no era un juego. Era su JUEGO. La cacería y la guerra volverían y él estaría esperando a que llegase el día. Ahora está recluido en su cárcel de cristal. 


No digas que no te avisé, solo los muertos conocerán el fin de la guerra (Platón) No hay forma de detener esta guerra. Ahora hay más gente a nuestras espaldas que esperan que nos derrumbemos. Ten cuidado, mi joven hermano, esta vez el diablo tiene unos ojos preciosos...

domingo, 11 de diciembre de 2011

Cofre

Sentado en el sofá dejo mi mente vagar. La oscuridad no tiene fin. ¿Pero que le voy ha hacer? Bebo mi cerveza. ¿Qué me queda? En mi lista de tareas que debo hacer antes de morir sigue aún vacía. Una bala roza mi mejilla. Otra persona que ha decido que debo morir. Un nuevo nombre al que debo aterrorizar. No queda paz en esta maldita ciudad. Otro trueno que desafía mi corta existencia. Pero voy a huir. No tengo hambre. Quiero llenar mi petaca y limpiar mi traje.

La suave respiración de los muertos me acompaña en mi reflexión sobre la rebelión del orden contra el universo. La lluvia me previene de mi muerte. Es el último golpe contra el destino que el narrador me impuso. Saco papel y pluma. Una orgía de caracteres me mantiene en vilo. El olor de tinta, el rasgar del papel me excita. Sentir otra vez la pelea en mi piel. Recordarle al mundo que yo tengo el poder en mi historia. El diablo es el juez en esta partida de ajedrez. Donde no solo mueren las piezas. El sudor y olor a sangre vuelven a inundar la habitación. Mis manos frías, no siento la pluma entre los dedos, pero debo continuar. No puedo para de avanzar. Mi legado no tendrá fin. Porque vivo entre los espacios de una carta en blanco. Tengo de nuevo el veneno de tu recuerdo. Enciendo mi cigarrillo. Cierro mi libreta. No tengo nada más que aportar. Con el viento llego hasta tu ventana mi preciosa amada. Dejo mi corazón de tinta en tu cama. Cargo mis revólveres de rabia, ira y muchas balas en la recámara. Y me precipito sobre la oscuridad.

Ando sin rumbo, mi sombrero se lo lleva el viento. Me desabrocho la negra gabardina. Los siento aquí, me miran desde las ventanas, detrás de cada farola, entre los portales. Piden sangre. Quieren muerte. Y hoy me siento generoso. La colilla se resbala  de mis labios y se abalanzan sobre mi. Creo que es hora de llamar al que me metió en este follón...

Y sonrío al ver como los inútiles esfuerzos por detenerme se agotan. El terror se sus mentes me hacen gritar de placer. ¿Qué podría ser mejor? Pues matarles en lenta agonía. Mientras la luz del sol deja a la vista los restos de unos cuerpos muertos, los cuervos vienen a mi llamada. Mis lobos me esperan afuera de la ciudad. La cacería volverá a empezar en otro lugar...


Miro hacia atrás y te veo despertar de la cama, ya no habrá quien por las noches te atormente. Te entregué mi corazón. El te protegerá. Tú lo hiciste inmune al dolor. Mi historia y mi alma entre las páginas y un secreto encerrado en cada palabra. Tienes la llave, tienes el cofre. Solo tú me puedes arrancar el corazón.
 

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