Grito Vacío
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jueves, 31 de mayo de 2012

Reina de picas.

No tienes trono, tu sangre no es azul. Pero eres el sol que sale en todos los amaneceres, enhorabuena eres princesa. Sales para y por el mundo. Mueres y brillas con fiereza. Nadie te mira a los ojos, todos temen tu ira. Tu belleza está para describir el cabello de muchas mujeres. Muchas te imitan y te miran celosas, otras están encantadas de la vida que hagas su piel morena.

Cojeas de una pata, saltas con la mirada alta, te quitas los tacones y rasgas un poco tu falda. Los demás se ríen porque se asoma tu tanga a rallas. Te avergüenzas y caes. Ellos se hacen grandes y tu te dejas empequeñecer. Pero dentro de ti la pequeña princesa sigue bailando por las calles con algo de rock en la sangre. Lloras y ves como lentamente te ahogas con tu patético llanto. No llores princesa por un trono que nunca tuviste ni por la corona que tampoco fue tuya.

Preciosa princesa que se patea las calles hasta el amanecer, ¿qué haces en un lugar cómo este? ¿Acaso ahora solo eres una mujer fatal? Fumas en pipa, te envenenas la sangre y lloras en las aceras. ¿Este es el reino al que tanto aspiraste? Me das lástima, pero esta es tu pena y tu desgracia. Llora tanto como quieras, pero esto dejó de ser mi guerra cuando me utilizaste para matar a placer. No soy un juguete, soy la piedra que mata. No soy tu arma. Soy la pistola que el diablo carga cada mañana con seis balas de plata.

¿Así que te dejaste tumbar en la arena? Lloras porque no te puedes levantar y resulta que lo que ayer era arena, hoy es asfalto ¿Quema por el sol? Pues te jodes y te levantas. Parece que la vida te ha jodido a base de bien. Pero nacimos para sufrir, para reír, para morir. Tranquila, algo de tequila y el dolor es como las olas del mar, unas veces vienen y otras se van. Se que luego vivir te va a gustar. También se que después de ganar te vas a valorar como es debido y apuesto que te comprarás una corona con diamantes y unos tacones de palmo. Pero también se, que si no sales de esta mierda no volverás a ver el sol, te pudrirás en las calles. Morirás por culpa de algún diablo disfrazado con traje de camello. Serás una desgraciada reina de la noche.

Tranquila, mi reina no es de sangre azul,
ni es noble.
Lleva tanga y se patea las calles hasta el amanecer. 
Pero ella es ama de más de cien corazones,
es conocida como la Reina de las Noches.
No tiene corazón, ni corona y tiene una pica tatuada en la espalda
. Pero esta es su calle y aquí rocanrolea hasta la mañana.

viernes, 25 de mayo de 2012

Resaca al amanecer

Miro mis heridas, acaricio mis cicatrices. Poso mi mirada en el lago de plata. Huelo el viento y araño la tierra. No me quedan más cigarrillos, no me queda vino ni mucho menos ron. Ahora que veo las estrellas no puedo preguntarme que qué coño pinto en este mundo y qué mierdas me tiene preparado el futuro.

Me levanto del suelo y me acerco al agua de plata. Veo mi reflejo y veo un rostro demacrado, viejo y arrugado. Nunca pensaría que yo fuese eso. Acaricio la superficie del agua y se queda inmóvil, la acaricio. Es suave y cálida. Me quiere regalar consuelo, pero no la entiendo, su hermano viento nunca me dejó besar a su hija. Y la tierra no me quiere sobre ella. El fuego me quema y me ahoga. 

De entre los míos, yo solo puedo observar como andan, sonreír a sus ojos. Mantenerme sentado y relajado. Aguantando sus palabras, beber de sus esperanzas, alimentarme de sus dolores. Siento sus penas en mi piel y un calambre me quema los nervios, me obliga a arrodillarme. Una nueva dosis de veneno corre por mi sangre y mis huesos se vuelven cada vez más de cristal. 

No lo puedo evitar, me voy a manchar de sangre, pero a pesar de que no solo será la mía todo el problema tendrá mi firma. Y a pesar de todo el odio que mi corazón soporte, a pesar de todo eso que vosotros llamáis mierda, yo haré crecer un jardín cubierto de rosas y lirios. 

Caigo y no puedo evitar lamentarme, arrepentirme. Pero me disculpo ante el mundo, esta es mi forma de ser. Cambiaré lo sé, pero no será hoy. Solo dejaré constancia de ello cuando pueda mirar al sol a los ojos, cuando la tierra no se lamente porque la pisen, cuando pueda besar al viento sin cortarme los labios. Dejaré mis últimas gotas de sangre dentro de un frasco de vidrio y lo guardaré en secreto al lado de mi tintero. 

Conozco mi pasado, me planteo el futuro, vivo el presente. El tiempo nunca se detiene por nosotros. No hay buenos ni malos, solo hay gente que actúa de frente y a tus espaldas. El bien o el mal nunca se van a poder definir como algo real, solo son conceptos que la mente capta y los procesa. Luego se manifiesta con una sonrisa o con lágrimas.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Y ya falta menos

Las heridas han comenzado a cicatrizar. Ha sido una noche agitada, pero sigo de nuevo en el barco. No me quedan más balas. Vuelvo al mástil y dejo colgada mi capa a modo de bandera. Tengo que echar una cabezadita, pero los cuerpos están en los camastros. Hoy solo se ha despertado media tripulación. No entiendo como puede moverse el barco por si solo. Diría que es cosa de brujas o del diablo, pero no creo en esas cosas.

Me saco la pitillera y me lío con mano diestra otro cigarrillo. Hace siglos que no consigo dormir. Dejo mi pistola encima de la mesita al lado del timón. Hoy quiero ver el desierto, como si hubiese algo más que mirar. Hoy he encontrado otra botella de vino. Doy un sorbo y continúo escribiendo sobre mi destino. Escribo sin evitar pensar tu nombre y no puedo evitar suspirar. Me río y me doy una vuelta por cubierta.

Prometí jugar hasta que la muerte me alcanzase. Hacerme fuerte y vencer al destino que regía mi tierra. Pero sigo encerrado en la prisión de sus tierras. Prometí ser original y morder a aquel que no me dejase respirar. Cortar mis alas y bailar como el diablo en la cuerda floja. Decidí luchar como el cáncer de mi sociedad y rebelarme. Sustituí mi corazón por unas espinas y volver a levantar mi espada y rebanar pescuezos sin despeinarme. 


Amante del amanecer, maestro de calles y callejones. Enamorado del veneno y de la droga. Ser libre y precipitarme con mi capa y mi sombrero. Visitar tabernas y dejar preñada a la puta de la vida. Llorar en cualquier acera y afrontar la realidad sin mirar atrás. Cubrir de acero mi piel y no venderme a cualquier precio. A agarrar mi pistola mientras me tumbo en la cama. Compartir el dolor y ser otro amargado. Sonreír hasta la saciedad y burlarme de las piedras del camino. Arrodillarme y rodar. No someterme al yugo de la soledad. 


Cazaré camellos, cultivaré veneno y se lo daré el sol. Saltaré desde un rascacielos para escupirte en un ojo. Dispararte por la espalda mientras de tu boca aún quede una calada...

Pero de mi tierra fui escupido. Estoy castigado a ir marcado por la desdicha y una calavera con una rosa. Mi sombrero y gafas de sol siguen en mi mesa. Otro sorbo de vino y mato la melancolía. Estoy más cerca de mi tierra. Me he redimido, es cierto, pero solo he vuelto en busca de venganza. 

martes, 22 de mayo de 2012

En el barco fantasma

En la cubierta de un barco marcho viento en popa por el desierto. Hubiese preferido ir en un avión de papel. Estaría más cerca del cielo, pero para ello he de salir del infierno por mi propio pie. Esta es mi tumba y pienso decorarla con viejas antiguallas y algo de pintura en la pared. Hay que tomárselo con humor, el veneno solo duele al principio, luego el cuerpo te pide más y más fuerte.

El susurro de la arena moverse bajo la cubierta suena como un ronroneo. No es mi lugar, pero solo puedo ponerme algo de crema y unas gafas de sol. Del mástil ondea mi capa negra, en mi hombro una calavera tatuada. Surco las dunas sin detenerme en mirar ni orientarme. Mi camino no tiene rumbo fijo. Lanzo mi caña de pescar en busca de algo para almorzar. No pica nada, nunca pican.

Mi espada sigue clavada en la cubierta, al lado del timón. Vigila mi rumbo. El sol decide esconderse detrás del horizonte. Se avecina una tormenta de arena. Me enciendo un cigarrillo en la proa y miro como el sol corre... Pero de entre las arenas, una figura oscura se levanta e intenta remolcar su barca. La figura me ve y mueve los brazos. Solo dispongo de una bala en la recámara y no me apetece bajar a la bodega. Hago puntería a la luz de la luna, que romántico.

Nadie muere en el desierto, solo caen en el olvido. El filo de mi espada adquiere un tono rojizo. Creo que el capitán se está volviendo a levantar. Guardo mi pistola y espero a que se levanten. Me vendrá bien algo de ejercicio, pero a este paso me matarán. No les hará ninguna gracia eso de volver con algún miembro de menos.

Apago la colilla y veo la luna, me sitúo donde el timón y empuño la espada.. Bajo a la bodega y cojo más balas y algún que otro puñal. Meto algo de sal en mi bolsillo. Esos condenados arden con mucha facilidad. Esta no es mi tierra y tampoco tengo lugar en ella. Cojo un hierro al rojo y marco en el suelo una calavera con una rosa en la boca. Salgo a cubierta y cojo mi capa ondeante. Guardo mis gafas de sol en un bolsillo de la capa. Saco brillo en mis botas, el viento cambia y ondea con fuerza mi capa y la luna adopta un color sangre que indica la media noche.

Que comience el baile...

domingo, 20 de mayo de 2012

Don't cry


En momentos de silencio un ángel cava su tumba bajo las estrellas. En su medallón reza su nombre escondido entre las sombras. Lágrimas tatuadas en su mejilla muestran la herida que en silencio cicatrizó. Siempre encerrado entre cuatro paredes. Ni la luz es capaz de escurrírsele entre su pelo. Sus ojos grises escrutan la tierra y ella le sedujo.

Has llorado enfrente del río y nadie ha secado tus lágrimas. Has limpiado el barro de tu pala y mojas tu frente con el agua que fluye. Nadie se movió para buscarte de entre las sombras, nadie quiso salvarte. Pero sentado estás en un puente de hormigón y ves el reflejo del cielo en el agua. No se detiene y las nubes no se ven con claridad. Miras al cielo y ves que no tiene que ver con su reflejo. Es más hermoso y luce con un fulgor intemporal, entre tú y yo, él es inmortal. Tienes envidia, pero no le entiendes. Para él, nunca has sido más grande que un grano de arena.

Ahora todo está tranquilo, todo está en armonía, el murmullo del río y el cantar de las hojas. El mundo gira y nunca fuiste capaz de detenerlo. Te escondes recluido como un ermitaño, crees ser un hombre sabio pero no pasas de crío. Llegas a tu escondrijo, te haces un té y paseas la vista por la pequeña estancia. Te detienes cuando ves un mueble tapado con una tela. Te prometiste no volver a mirar. Él murió con su recuerdo.

La curiosidad despierta en tu interior y te acercas. El destino se encaprichó y la tela se escurrió dando a luz a un espejo con un marco de oro. Te acercaste y viste a un hombre con la piel quemada y desaliñado, sucio. Parecía estar cansado. Acercaste la mano para acariciar su rostro. Pero él no se inmutó. Siguió con los ojos puestos en los tuyos. Un brillo amarillo centelleaba en su mirada. Y con impaciencia el reflejo adelantó un paso agarrándote la mano, sonriéndote y saliendo del espejo. Y caíste al suelo inconsciente, el olor a incienso impregnaba la habitación.

La lluvia azotaba con fuerza a tus ventanas. Despertaste del sueño, no sabes cuánto tiempo ha pasado, pero un imperioso deseo de comer carne rugía en tus entrañas. El olor a tierra mojada había eclipsado al incienso. Te levantaste del suelo y viste el espejo. Ya no había reflejo, que extraño, ¿no? Lo tapaste de nuevo y abriste la puerta. Si nadie te ha ayudado, ya no lo harán. No dependas de nadie. Quita el polvo a la moto y sal otra vez a por la tormenta.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Al otro lado del río

En este lado del río el mundo sigue siendo el mismo. Diría que es la misma cara pero de una moneda similar. Miro los árboles ahogándose en silencio, se estremecen con el viento frío. El infierno ha apagado las llamas. Las cosas marchan mal hasta para Satanás. El mundo muere sin poder detenerse. Somos nosotros quienes moramos el infierno. El cielo aún sigue medio vacío...

Princesa, me quiero enamorar. Quiero sentarme en los límites de mi locura y apartarte el mechón del rostro. Acariciarte las mejillas y escribirte lo que siento. Dejar a la vida entrelazarse entre nuestros cuerpos. Besar tus labios, lamer tus pechos. Oírte reír entre los pliegues del tiempo y llorar. Quiero curar tu corazón con algún bálsamo que alivie tus lágrimas.  

Princesa, quiero volver a ser libre. Quiero sentir tu dolor y reírme del monstruo que te atormenta cada noche en el armario. Veo en tus ojos un universo, en tu boca conocí el sabor del viento. Poesía alguna te escribiría, pero manco de pulso. 

Tu pelo libre al viento, tus labios de miel, tus sentimientos a flor de piel... Ven a mi lado a sentarte. Tómate un descanso, que a pesar de que te quiero desnudar y saborear, jamás he puesto mi mano encima a una dama. Tu llama arde silenciosa y hermosa en tu pecho. Ni el agua fría a osado pagarla y desperdiciar ese hermoso calor. Tu piel es una fragancia de olores que despiertan a los muertos. Estoy viciado a tu cuerpo y maravillado con tus pensamientos. 

Pero ni te sientas en mi banco, ni te acercas a mi lado. ¿He hecho algo? Ya entiendo, tampoco te he buscado lo suficiente. Así que me pienso encender un cigarrillo y a beber algo de vino, jugar una partida de cartas y enfrentarme a mí destino...

lunes, 14 de mayo de 2012

Damph

Tus ojos me miran. Me funden. No siento el calor del sol ni el olor del viento. Tu esencia cubre cada uno de mis poros. Me excitas y besarte es como saltar desde lo alto de un edificio. Miro a tus ojos y no aparto la vista. Me siento avergonzado por tal osadía. No soy ni príncipe ni galante. Soy vaquero forajido, un exiliado del olvido.
Entre los pliegues de tu vestido dejo escondidos mis sueños. Mis manos en tu cintura para agarrarte bien fuerte y surgir paso adelante resquebrajando la piedra. Entonces te pones de espaldas a mí. Apoyas tu cabeza en mi pecho. Me dices que tu nombre es viento. Me dices que no es mi trabajo estar de espaldas al mundo. Que soy otro más en este juego. Una pieza condenada por el destino.
Pero me regalas un beso, pero bajo por tus mejillas, Llego a tu cuello y suavemente te dejo mi beso. Esos labios nunca serán míos. Por más que me oculte en las sombras, he de salir hoy a ver el sol.
Me abrazas, lloras. Me destrozas, pero me aprietas con fuerza. No quiero amarte, sería como comenzar la misma historia. Quiero consumirte, besarte y jugar con tu pelo. Me besas, no te detienes. Te pones sobre mis pies vuelves a besarme, tus labios saben a luz del sol. Del color del atardecer. Me haces arder.
Me quitas la camiseta, te detienes y miras. Pones la mano sobre mi vientre y me tumbas. Miro atónito como te desabrochas la camisa. Tus ojos brillan como el reflejo de la luna. ¿Qué no conoces límite? Te acercas más a mí mientras te acuestas sobre mí. Tu piel tostada y el suave olor a miel. El viento nos acompaña esta velada. Y me murmura que te agarre con fuerza, que te bese. Que te quite la poca ropa que nos estorba. Que te vuelva a besar y que te abrace fuerte. Tus caricias y tu suave movimiento, ronroneas y me haces enloquecer.
Entonces cumplo los designios del viento, doy vía libre al placer. Comerte, devorarte con los ojos, besarte en los senos, agarrarte con mis manos, morder tu cuello, acariciar tu cuerpo, llegar a lo más hondo y volver a besar tus labios de fuego. A dejarte en el séptimo cielo, mirar tus ojos como si fuesen el firmamento. Darte un rodeo por el infierno, morderte la oreja, susurrarte palabras de amor, palabras de eterno amor. Pero cuando te abrazo, despierto del sueño y recuerdo que eres humo…
Y el viento vuelve a reírse de mí a carcajadas. Su hija, nunca será mía. Maldito hijo de puta...
Que ens acompanyin els vents del sud. Estic tancat, massa calor. La gent al meu voltant i no et trobi. Els meus sentits estan perduts entre les copes prèvies i encara no han aplegat. Així que tanqui els ulls i agafi tant d’aire com sóc capaç pel nas. Busqui un rastre, alguna cosa d’on puga agafar-me. Una olor familiar, perfecte. El teu olor m’envolta i no puc evitar somriure.
M’obri pas entre la multitud o la multitud s’aparta de mi. Què més em dona? No estic content, però tampoc enfadat. Estic present com el vent de ponent. Imposi cadascuna de les meues passes. No controli la meua força. Te trobi al altre costat d’aquell local. Enfront una taula de billar platejada. Em mires, somrius. Em sorprenc, per fi alguna cosa que m’agrada.
 M’arrimi al teu costat i et regali unes poques paraules. Aquella música em posa nerviós. Eixe lloc em fa posar-me neguitós. No m’agrada el olor, és massa tancat. No es fresc. Aleshores comencem a jugar. Trenqui la formació de les boles i t’ho expliqui tot de cero. Vas a guanyar. I jo et vaig a ensenyar. Però la victòria no es important. A poc a poc que la nostra partida avança la gent ens anava trobant. Aleshores em posi mes nerviós. No sé controlar-me. Ja ni colpegi bé la bola blanca. Et miri i estàs atenta mirant. No sé en que pensis.
Es el teu torn i aleshores em posi darrera teua corregint les teues mans. No puc evitar olorar la teva essència. No ho entenc però em fa somriure. La mà es suau i destra. Però et falta pràctica. Encara es prompte per a guanyar-me.

 I aleshores em posi a riure. Em mires perplexa. Es cert has guanyat. He fet la negra on no tocava, interessant. Aleshores rius. Eixim tots fora al carrer. Que la festa només acaba de començar.  

lunes, 7 de mayo de 2012

Gracias por todo. Lo necesitaba.

Te levantaste de entre los escombros, te acercaste a mí y me susurraste tu nombre al oído. Yo no pertenecía a ese mundo, ni al tuyo. Te reías de todo aquello que te rodeaba, te burlabas de la muerte desde los edificios y bajo las sombras de las agujas del tiempo. Tu cazadora de cuero y tus ojos mostraban soledad y el color del frío acero. Pero a pesar de todo te sobre pusiste, lágrima alguna nació de tus ojos al ver como el mundo te asestaba puñetazo tras puñetazo. Flaqueabas, pero de pronto mostrabas al sol qué as tenías bajo la manga.

Pero llegó el día de tu caída. En polvo te convertiste, pero esta vez querías llorar, mostrar tu dolor. Fundir el hielo que cubría tu corazón, dejaste de usar el amor a la vida por una sonrisa de la princesa de viejas tierras. Rey de las calles, señor de los callejones. Tus pisadas son huellas en el asfalto. Tus tragos dejaron el amargo sabor del pasado en tu garganta. Tus puños ensangrentados, tu corazón de cartón. Tu trono eran los portales, las sombras tu capa. El terror corría por tus venas y la soledad volvía a instalarse con dolor en tu mirada.  El dolor jamás menguaba pero aguantabas, del suelo no pasabas. La historia se repetía y tú, fiero volvías a presentar batalla. Tú ya conocías al dolor, tus pulmones se resentían. Caíste al abismo, te corrompiste. Has perdido, ya te han derrotado. La tierra te está sepultando.

Entonces, ¿por qué ríes? Estás muerto, no tienes tiempo. Las paredes de cemento te tienen encerrado, se te acaba el aire. Te ahogas en tu propia sangre. Das pena, asco. Muérete en la peor de las agonías. Vivir si no tienes que ver la luz del sol, si tienes miedo, no mereces vivir. ¿Pero por qué sigues luchando? ¿Por qué sigues defendiéndote? ¿Por qué dejas que te hieran? ¿No eres débil? Pues huye, púdrete. La gente como tú muere a todas horas en las aceras y no solo una vez.

¿Qué por qué sonrío? ¿Qué por qué sigo aquí? Pues es muy simple, quiero que veas estos muros, quiero que veas todo el infierno que me rodea y quiero que veas como lo destrozo y lo convierta en cenizas. Quiero ver como te esmeras a fondo para hacerme enloquecer. Quiero que veas que no hace falta ser de acero para ser duro.Quiero ver tú rostro desencajado por el terror de mis actos. No soy viento, jamás seré libre. Pero soy una bestia y a las bestias no se les encierra. Me invade un sentimiento y no es amor. Me invade la paz y no porque por fin sea feliz. Amor en odio, paz del que sabe que la muerte no es el final. La locura me enseñó que no todo está perdido. La venganza me enseñó que mi espada sigue afilada. 


¿Qué por qué te estoy contando esto? Pues quiero demostrarte que a pesar que te esfuerces por detenerme, que sepas mis intenciones, ya nadie te puede salvar de mí. He renovado mi pacto con el diablo. He vuelto de entre los muertos, no por venganza, sino por el placer de degollarte esta noche. Hoy volveré a beber tu sangre y devorar tu carne. Voy a reír como jamás. Voy a regocijarme de tu patética existencia. Ahora yo soy la bestia y tú el personaje. Hoy he vuelto y no estoy nada contento.

jueves, 3 de mayo de 2012

Comiendo queso en el almuerzo...

Hola, ¿qué tal? Pues yo sigo como siempre: aquí sentado, frágil, arañado y con melladuras en mis extremidades. Sigo de una pieza de milagro, ¿a qué tiene gracia? En silencio coso de nuevo las heridas de la última batalla perdida. Redimirme de cada beso con el alcohol pagado con tristes limosnas, es patético. Necesito silencio y no preguntes, no quiero moverme con tanta presión. A carcajadas miro el paisaje sin sentir ninguna brizna de viento, esto es tan deprimente...

Entre avenidas y aceras lloro asolado porque derrota tras derrota sigo tieso como una pared, sin derrumbarme. Nada de llorar. No soy valiente ni insensible al dolor. Soy de hierro blando y bastante oxidado. Soy el tiempo que perdiste soñando. Soy el sabor amargo después de cualquier derrota que a regañadientes tuviste que aceptar. Lo siento.

En mi cuarto y en la pantalla de mi ordenador he puesto de mí, más de mil colores, sentimientos y sensaciones, desde cólera hasta amor. Pero hoy me visto de gala, con sombrero y un as bajo la manga. Un beso por cada dos meses de castigo. Me gusta, es una condena justa por cada una de las noches en vela en las que el cielo me muestra los colores no del arco-iris pero si de sus nubes del destino. 

Nuevos vientos soplan desde mi espalda y me empujan a otro abismo. Vientos de fuego que me hacen mirar más allá del horizonte de mi ventana. "Hasta que el cuerpo aguante" fue un gran grito de batalla que a días de hoy sigue en mi garganta y en mi aliento. Perdido y sin aliento enciendo otro cigarrillo y con paciencia espero a que me alcance el sol. 

Salto otro seto, esto hoy se ha convertido en una carrera. Tu rostro me arranca una sonrisa. Poco a poco extiendo mis brazos, se que no tengo alas. Tampoco las necesito. Esta vez he hecho del barro mi propio castillo...

Vientos de fuego, destino del derrotado. Hoy he vuelto a mirar al cielo y vuelvo a desafiaros.

martes, 1 de mayo de 2012

Empiezan a temblar las rocas y mi sonrisa se ensancha. Salgo de esta posada y vuelva a andar. Supongo que este es mi diario de sueños que desde hace tiempo que comencé. Miro las hojas viejas y maltratadas por el tiempo y veo que yo sigo igual. En algo he cambiado y es que me estoy volviendo más lento. Se cual es mi objetivo y eso me hace pensar con claridad. Cometo los fallos, pero no me detengo. Si me hieren, cuerpo a tierra y sorbo de cerveza.

Miro el suelo, miro hacia atrás y veo mis huellas en el barro. Al parecer esto no es un sendero. Se por donde sale el sol, eso me basta para saber que no me he perdido. Me duelen viejas heridas, las cicatrices no cierran. Pero ya no quiero ser de hierro.


Tropiezo y me sacudo el polvo. Me levanto y otro sorbo de cerveza. Que me hieran aquellos que se atrevan a ver un monstruo que nunca se detiene. Dejé de enfrentarme al camino. Ahora soy el camino. Escribo las reglas de mi juego. No hay tablero, no hay piezas, solo hay unos dados y vasos.

Que me encierren de nuevo no me parece mala idea. No estoy ni la mitad de loco que antes. La cordura se está arraigando dentro del pecho. Necesito emplearme a fondo y que me hagan enfadar. Necesito estallar. 


Agarro un bastón del camino. Otra pierna que se enfrenta al rugido del viento, un soporte que me hace más fuerte. Me lanzaron rocas y hice una muralla. Hoy tengo resaca y me siento algo flojo. Me han derrotado gnomos del valle oscuro que se extiende detrás de un supermercado. UN poquito humillante, pero ha sido gracioso.

Este mundo es extraño, es maravilloso. Me gusta.


 

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