Grito Vacío
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domingo, 21 de abril de 2013

Y si vienen con problemas...

Echaré vistazo a mis entrañas, al vacío de mi pecho, al hueco del universo y a todos los días que se asoman en las noches y cada una de las huellas de un camino andado. Mareado y en un puente veo mi imagen reflejada en el fondo del agua. En la ciudad flotante todo es maravilloso, todo es puro, todo es mentira. Gente que anda por la calle enmascarada y sin propósito vaga y quién sabe lo que tienen en mente. No sabría decir si lo que siento es la angustia de no poder dejar mi mente en blanco y tomar un descanso. No existen ya los días blancos, solo el dolor adormecido de levantarse todas las mañanas.

Mirando estabas y sentada al lado de la ventana, tomabas tu café. La cuenta estaba ya pagada, era tu casa. Mirabas el agua caer, olías el perfume de la sala. Todo era tan perfecto... Las pesadillas te asaltaban cada noche y de día la realidad te acariciaba tus sonrosadas mejillas. Tan tierna eras que hasta hoy consigues entristecerme por tu pérdida. 

Hoy ando por las calles de la ciudad flotante. La pestilencia de las calles estaba disfrazada por el perfume de la tierra mojada y el humo de los coches. La gente sumisa al yugo del miedo sigue midiendo sus pasos por fingir no ser presas del pánico. Nadie desentona y todos con el mismo destino, el impuesto. No se si habrá más personas en esta encrucijada, pero yo me siento solo.

El calor del sol bañaba tu piel. Estabas al lado de la piscina con tu toalla envuelta. El pelo mojado y las gotas del agua resbalaban por tu espalda desnuda hasta posarse en tus nalgas. Me gustaría poder abrazarte, entregarte cada pedazo de mi y rendirme en tus rodillas desconsolado por el frío. No quiero llegar allá al cielo porque no conozco a nadie, solo quiero ser abrazado por ti y entrelazar nuestros cuerpos...

Desperté sobresaltado con tu foto en el mismo guardapelo que me regalaste. Te fuiste de esta ciudad maldita para desplegar tus alas y ensanchar tu sonrisa. No se si volverás, no se si nos volveremos a ver. Pero yo voy a hacer de estos edificios un lugar mejor para cuando vuelvas, voy a desenmascarar al leviatán...
"Y si vienen a por problemas, les daré uno que no tendrá solución -D.W."

domingo, 14 de abril de 2013

Storm

Crees que conoces a la bestia por haberle visto a los ojos, pero dentro de sus entrañas el odio le pudre. Sino ha muerto aún es porque ya nadie le podrá cortar el cuello. Y eso que vino del infierno. Se alimenta de la sangre de tus sueños. Vive del pan de tus pesadillas y de los celos muere cada día más. A los tejados de nuestra vieja ciudad gris vaga perdido pidiendo venganza. Ya no tiene miedo. Le buscaron problemas y se toparon con la misma guerra...

Ahora pido cabezas trinchadas en estacas en la puerta de la ciudad, en tu ventana y en cada una de las esquinas. Quiero pedir al cielo que no me de redención. Estoy podrido, estoy muerto y ando vivo. No tengo pulgas y soy un perro. 


Y el demonio le condenó por ser tramposo y orgulloso. Se pudrió en todas las calles. Pidió piedad y le dieron ostias como panes ¿Y pides piedad? De su aullido se ambientan las historias de miedo. En sus entrañas se esconde un secreto y es que una vez fue humano, pero renació y no volvió solo. Él trajo sus cadenas resquebrajadas. Del rasgar de su garganta se oyen cientos de voces  procedentes del infierno.

Y tal vez te acuerdes de mi rostro pero no de mi voz. Te dije princesa que no se puede detener al viento y conmigo traje la tormenta. Ahora todo está al alcance de mi mano. Soy un monstruo si se me puede llamar. Tengo traje y garras. Tengo colmillos y una corbata. Me llaman bestia pero no soy ningún animal. Me llaman bastardo, pero soy el hijo de esta ciudad. Yo soy el miedo a la libertad. 
-Cuando un loco parece completamente sensato, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza.- Edgar Allan Poe.

lunes, 8 de abril de 2013

Otra estúpida historia de mal gusto

Me encuentro perdido sin tu latido en mi oído. ¿Qué pasa con las promesas que te hice, cayeron en el olvido? Sin tus palabras, sin tus caricias, todo es silencio y frío. Pasando por todos y cada uno de nuestros recuerdos quiero no temerme lo peor. No podría escuchar un adiós ni el lamento de un silencio eterno.

Sentado frente a la ventana, el telón se corre y empieza la función con el ruido de los cristales rotos de fondo. Que nada te detenga, que nadie te corte el paso y otros cientos de frases en mi corazón que ahora no están. Tengo un mal presentimiento, no siento que las cosas vayan por el buen camino. Los días iban perfectamente y ahora nada encaja. La tormenta está sobre nuestras cabezas.


El frío hielo, la densa muerte, las angostas callejuelas de una vil ciudad toman otra vez ese color gris de antaño. Tantas noches que pasamos tumbados, olíamos a sudor, olíamos  a felicidad. Todo reducido a cenizas porque me fuiste arrebatada. Nada que se me pueda dar. La noche cae y consigo todas las estrellas.


Estoy en el océano y bolas de fuego que se apagan. Si las estrellas mueren, ¿por qué nosotros no íbamos a ser diferentes? Nadie escapa y ella los atrapa. Nadie huye y ella los caza. Hasta las piedras han de morir, hasta las piedras se vuelven arena. Por muy fuertes, por muy fríos que seamos, solo somos motas de polvo ante la inmensidad del vacío, del olvido. La espesa negrura del fin. El manto de la muerte nos cubrirá a todos por igual.

Ven conmigo, huyamos hasta el fin de nuestros días. No tengo un buen presentimiento de todo esto, pero si te tengo a mi lado creo que al menos podré sobrellevarlo. Dame la mano y huyamos del mundo de los muertos, juntos.

 

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