Grito Vacío
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sábado, 7 de septiembre de 2013

El paredón

Abrí la puerta al fracaso y me inundó el miedo a morir. El viento agonizante me llenaba de humo los pulmones, era como andar por encima las brasas. No era yo, eran mis ganas de ser libre, de luchar y enfrentarme a mis ganas de morir.

En cada centímetro de mi piel, un sentimiento de tristeza rasgaba mi tranquilidad y quebrantaba mis esperanzas de mantenerme de pie. Era ahora o nunca. Ellos tenían la cara cubierta, solo escucharían el trueno de mi fusil.

Mis ojos ahora están ciegos, esta tela negra no me deja ver las nubes, hoy está lloviendo. No lloraré y así fue. No lloro porque no temo ya a la muerte. Se que no estoy solo, se que en frente de mí, está mi hermano. Se que está llorando, sabíamos que tarde o temprano uno de los dos moriría en las manos del otro. No me arrepiento de nada, porque nada me motiva para seguir viviendo ni para enfrentarme a la lucha de un triste mundo.

Mis lágrimas se confunden con la lluvia. Ahora solo estamos él y yo, frente a frente. Mis dudas y mis miedos, tengo miedo de matarle porque tal vez me guste o porque una parte de mi morirá con él. No le temo a la vida, le temo a quienes hacen de ella el mismo infierno. Yo viviré al coste de su vida, no se me permite darle otra oportunidad. Él ha de morir, porque así lo han ordenado...

Esta guerra no tiene sentido, nada vale la vida de un persona. Pero si mi vida es el precio por la libertad, acepto el trato.

Y así todos juntos, bailamos al son del diablo. A fin de cuentas, todo es una mierda.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Aquel día en que todo comenzó...

Desnuda que estaba la mañana y aún así yo con estos pelos. No tenia tabaco, solo masticaba un chicle de fresa. Me hubiese gustado que alguien pudiese ver aquella proeza en mí. Me sentía cerca del limite. No se si era por el vodka pero yo me sentía mareado en aquel acantilado. Terriblemente mareado. Me senté en el borde y miré el horizonte.

Poco a poco las nubes cubrieron el cielo. Un gris metálico que auguraba tormenta. Me siento terriblemente inquieto. Suponiendo que el buen tiempo terminaba, tuve que ponerme los zapatos y echar a andar hacia pastos más verdes, en busca del sol. Te propuse que vinieses a mi lado y tú me miraste a los ojos. Una voz susurró que eras el camino que me llevaría a cumplir mi destino. Y sin miedo iré a encontrarte. Se que estas esperando, se tanto que nada me va a servir cuando se trata del corazón. 

El mundo es más civilizado y por lo tanto más terrible. Pero mi destino es un camino que yo mismo me he de demostrar que yo estuve ahí y es cierto que hay algo peor que la muerte y es que te olviden. El dolor de mis heridas me despertaron del letargo en el que me encontraba. Y ahora que he despertado me encuentro solo y bajo un cielo con unas estrellas que no conozco y una luna que siempre se encuentra menguante. 

Yo ya sabía que estaría solo, yo ya sabía que sería el último de los míos, siempre lo fui. Se que no he cambiado desde que me dormí... Pero habrá algo que jamás cambiará, que en mi alma solo habrá una pútrida ciudad donde la gente mata por volver a ver un sol que jamás existió.
 

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